No he conocido nunca a una persona que le diera menos pereza viajar por negocios que a mi padre.
Mi padre era empresario, pero sobre todo era vendedor, le encantaba hacer kilómetros visitando clientes, proveedores y encontrarse con oportunidades por serendipia.
Recuerdo una mañana de domingo en el sofá de casa que mi padre me preguntó:
-¿Me llevas en coche a ver a un cliente y así practicas?- me acababa de sacar el carnet de conducir
-¡Vale!-dije yo ignorante del destino -¿dónde vamos?-
-Nada, a Écija- vivíamos en Zaragoza.
Recuerdo que esa noche dormimos en Bailén, yo especialmente bien, después de ir tenso como un palo conduciendo por la A-2 durante 6 horas.
Cuando volvía de sus viajes le encantaba recrearse en cómo se había cobrado la pieza, disfrutaba del tiro.
Fue mi padre el que acuñó la frase de “el peor viaje de negocios, el que no se hace” y creo que tenía mucha razón.
La serendipia como principal fuente de innovación empresarial
Steve Jobs en su discurso de graduación de Stanford dio cuatro lecciones vitales, una de ellas fue la de que los puntos se conectan en el futuro, en su juventud se apuntó a un curso de caligrafía en la universidad en el que le explicaban los diferentes tipos de fuentes de letras, a los años fue uno de los valores diferenciales de su procesador de textos versus su competencia, ese conocimiento no lo puso en práctica hasta que se dieron las circunstancias.
Lo que esta claro es que no le dio pereza comenzar el viaje de Apple, como a mi padre el viaje a Écija.
Os propongo una fórmula mágica:
PROACTIVIDAD + CAPACIDAD DE CONECTAR PUNTOS + CAPACIDAD DE EJECUCIÓN = PETARLO
No tiene porque aglutinarlo todo una persona, pero los equipos deberían tener al menos estos tres perfiles para estar equilibrados.
Una de las capacidades más codiciadas por parte de los líderes debe ser la de conectar puntos (eso debe ser lo de la visión estratégica)